domingo, 28 de noviembre de 2010

En onda: el hedonismo

14 de Agosto (Thermidor en el calendario republicano) del año de nuestro Señor de 2009. Afectos en la noche.

Entro, pero no entro.
En la explanada de del siglo IV antes de nuestra era, tuvieron a bien medir sus fuerzas las huestes del vitalismo, con calzón púrpura y perfumes de amizcle, frente a las de los idealistas, doscientos treinta y seis kilos en canal, toga de arpillera y mucha mala leche. Entre los vitalistas; hedonistas, cínicos y materialistas, que por aquel entonces ni eran hedonistas ni cínicos ni materialistas (a las etimologías me remito)
Entre sus morales argumentaciones (y en ordinales)

1. Cuestionar que haya una realidad trascendente, llena de dioses, angelotes e ideas puras, inconcebibles para nuestros sentidos y para nuestra lógica, que nos juzgan, nos condicionan y nos condenan
2. Intentar hacer del ser humano una entidad libre y no un esclavo sometido ni por la culpa ni por la ciudad
3. Dar consistencia física y lógica a la realidad
4. Creer que hay que ocuparse más en el instante que en el porvenir y que hay que gestionar lo que sucede sin atormentarse por lo que nunca sucedió
5. Apreciar la vida (que es una circunstancia y no una condena) y respetar el cuerpo (que soy yo y no mi prisión)
6. Buscar el placer donde está y no donde se busca y creer que el sufrimiento, si bien es inevitable, no hay que inventarlo ni alimentarlo


Hubo guantazos, anatemas, maldiciones, escupitajos y un mamporro con una quijada de burra y al final ganaron los buenos (los buenos, cuando ganan, siempre son buenos) y a Epicuro, Antístenes, Demócrito, Aristipo de Cirene, Diógenes de Sínope y demás cuchipanda de libertinos les dieron más que a una estera.
Ganaron los de la oscuridad, la mortificación, el miedo y el ascetismo, los dioses de las visiones del desierto (pero qué calor hace en el desierto), los de la condena y las hostias (valgan también las tortas) con pan ácimo.
Y aquí paz y después (o no) gloria.


Pavesas: rendezvous en Chequia. Octubre de 2005

O de como conté, a su manera (tú, lo contaste en "El otro lado del sexo") lo que sucedió en ese gran teatro del otro mundo, cuando visité un castillo donde las mujeres retorcían, ménades libertinas a sueldo, a hombres vestidos de Judy Garland que hacían de caballos cojos, trocados a cambio de un reino, que no podían andar, de puro extraños, por las aceras y donde la sonrisa de un gato, como al otro lado del espejo, le contestó; "Disculpe, Señora, pero no soy un gato, soy un tigre" y donde, si Alicia Liddell hubiera estado allí, habría pagado un "dom" para ser la reina de corazones.

¿Un tanto absurdo, amor? sí, naturalmente.














Se quebró el cántaro. Goya

Un checo que no habla checo.
Incomprensible, hasta para el editor que corrija esto.

Galletas de marihuana. Entre monos. Muy mala leche. Titis, eso creo. Algo que nunca existió bajo un tocadiscos que nunca estuvo ahí. Peluquines.
Mañana otro mundo. Hoy el de siempre. Excéntricamente retocado.

Despertar duro. He notado que algo se rompía, o quizá sólo se estuviera recomponiendo. La veo a mi lado. Exenta. Firme. Dormida. Tratando con la condición humana muy en serio. Como siempre. Muy en serio.
De niño solía acercarme a mi padre y llevar la mano extendida en forma de visera desde mi cabeza hasta la suya. Me media. Tomaba mi medida en él. Sonreía. “Hijo mío”, decía, “yo siempre te llevaré esto”. Señalaba el tamaño de su frente.  Murió de mañana llevándome esto. Diez centímetros. Apenas diez centímetros. El tamaño de una frente.
Vuelvo a ponerme de puntillas. Vuelvo al límite para seguir intentando hacer crecer el tamaño de mi frente. Con ella. Crecer.
Le perdí el miedo al miedo.

Mañana de tráfico, aeropuerto, tres maletas, una azafata checa y dos vasos de cristales rotos en el canal sanguíneo.

En el taxi una tapicería de cebra que muerde. Literalmente.

Firma de descargo. Finisterre. A partir de ahora nadie se responsabiliza de lo que suceda. Ni yo mismo. “Por la presente afirmo que yo, el abajo firmante, mayor de edad y enamorado, declara estar capacitado para descargarse de cualquier capacitación”. Collar. Candado. La miro. Mientras me veo.

Epicteto. En el bolsillo.

Fellini  y Visconti juntos sobre la hierba. Carrera de trotones. Charman. Trés charman. Mientras aguanto en las palmas de mi mano la copa de vino blanco de mi dómina. De la dueña de mi “domus”. El cuerpo de mi hogar. Los belfos resoplando, los de aquel caballo con cara de sueco bien nutrido. Le queda bien el collar. Mejor que a mí. Aplausos sordos y elegantes del inglés vestido de Judy Garland. Antes de perder la virginidad. Antes de ser niña.
Manet pintando su “Dejeuner sur l’herbe”. Junto a trotones pardos.

Noche de subasta.
Impresiona. Traje de Dolce y Gabana negro. Foulard oscuro resbalando sobre sus hombros. Botas altas hasta la rodilla. Del pellejo oscuro de aquellos desgraciados que no se atreven a mirarla. Fusta bajo el brazo. Valérie impresiona.
Monty en revista de tropas. Paso firme. Gesto de complicidad con la soldadesca. Con los que van a morir por él ésta noche. Todas las noches. Los generales de la legión romana solían tirar de las orejas, durante la revista  a los valiente que se habían destacado en combate. Nadie sabe por qué. Ella, se limita a golpear suavemente con la punta del azote el escroto del mameluco. Yo sé por qué.


El tigre verde. Tengo un hermanito. Un tigre. Mamá lo pasea mientras el inglés al que tintinean los testículos la sigue declamando a Shakespeare:

O for a Muse of fire, that would ascend
The brightest heaven of invention,
A kingdom for a stage, princes to act
And monarchs to behold the swelling scene!
Then should the warlike Harry, like himself,

Un bebedero de agua a mis pies.

Assume the port of Mars; and at his heels,
Leash’d in like hounds, should famine, sword and fire
Crouch for employment. But pardon, and gentles all,
The flat unraised spirits that have dared
On this unworthy scaffold to bring forth

Mi mamá es la más guapa del mundo.

So great an object: can this cockpit hold
The vasty fields of France? or may we cram
Within this wooden O the very casques
That did affright the air at Agincourt?

Todas admiran a mi mamá. Yo amo a mi mamá.

-“And the beer is for the tiger, ¿Isn’t it Madam?”
Alaridos.
De entre los vivos.

Sin excentricidades. Sólo distinto. Sólo distinta.
Me llevo la cabeza de todos con ella. Ella los contiene a todos. Dejo agua clara.
Conserva la llave del candado. Sobre el asa de su bolso marrón.

Tapicería de cebra puta con sinusitis. Trotando por la sabana.
Entre los cuados, al margen del Gran.



Aristóteles trotando con su esposa Phillias por las verdes praderas

martes, 23 de noviembre de 2010

Obra: Puerto activo con mancha roja que gotea

Puerto activo con mancha roja que gotea
200 x 200 cmts
1991
Colección del artista

Noventa y uno. Ya van tres años alejado. Descienden los niveles de hematocritos, aparecen los ahogos por las mañanas y el rostro se descarna un poco, aparte de eso todo va bien. 
Me convocan con esta obra como finalista del Premio L'Oréal (debe ser que lo valgo, aunque hoy, todos estemos casi muertos) lugar en Madrid y cojo un tren. Duermo mal. 
Una pregunta me acompaña como un niño que babea. ¿Cuál era la pregunta? Llego a Madrid, Álvarez del Manzano me da la mano, tengo manchas de yeso en las manos, "disculpe, tengo yeso en las manos", y unas ganas tremendas de orinar, "¿los aseos, por favor?" y la bella azafata que me lo indica "¿No me acompañarías para aguantármela?, tengo manchas de yeso en las manos", pienso, mientras voy sólo al aseo. ¿Cuál era la pregunta?, me pregunto ahora. Y resulta que viene Rilke y le dice a un joven poeta: "ama las preguntas mismas, como cuartos cerrados y libros escritos en idioma extraño" y es entonces que me acuerdo; ¿Qué cuál era la pregunta? Esa es la pregunta, mientras la sujetaba yo sólo y pintaba un ahorcado con lápiz en los lavabos de la Casa de Velázquez.

martes, 16 de noviembre de 2010

En plató: con Eugenio Trías y lo siniestro

Charla en "Para todos la2" el 31 de Marzo de 2010 con Eugenio Trías sobre el concepto de lo siniestro. Trías es fascinante, una nota sostenida por un chelo, apocado y frágil por su infinito tamaño (porque Eugenio, aunque no lo quiera, anda sobre zancos de conocimiento) y tan bello, que parece que hayan venido a él todos los dioses viejos a contarle secretos.
Eugenio Trías es, ahora, la antítesis de tantas cosas que se ha convertido en la síntesis de lo humano.

"El mundo se ha hecho desde atrás", le dijeron un día a Lobo Antunes, y la bella Afrodita nació de la siniestra emasculación de Urano y de las gotas de sangre del castrado que cayeron sobre la arena acompañaron a la belleza lo sórdido de las Erinias. El cid y el falo.
Schelling nos da la clave y Freud (y el alemán de Eugenio) la familiaridad que acompaña a aquello que por exponerse, sin que debiera ser visto, deviene siniestro. Luego, la aceptación estética como categorización de lo siniestro, de Longino con lo sublime a Kant y Burke, y desde lo sublime al romántico siniestro y las consecuentes categorizaciones morales.
Hoffman nos trae "El hombre de arena" y aparece Lacán con su cuerpo despedazado.
Una oreja.
Lynch (bellísimamente siniestro) nos une y Eugenio insiste; lo siniestro no sólo es límite de lo bello sino también su condición. Uno y otro, bello y siniestro, se contienen, se explican y se dan paso (se anticipan y se proceden; la música de Orfeo capaz de dormir a Cerbero de puro bella, comida a bocados desde la flauta por las ménades)
¿Que por qué ahora nos fascina tanto lo siniestro? Osiris descuartizado y Adorno que nos cuenta que después de Autswich ("metástasis del horror" Trías dixit) no se podrá volver a escribir poesía, pero lo que está anunciado es algo distinto; después de verle las tripas al diablo no volveremos a mirar la belleza. Es el albor de una nueva orientación estética, abastecida hasta el abismo por el descubrimiento de los medios de comunicación masivos. El morbo, para que acabemos identificando lo siniestro con lo real y creamos que la víscera es más el hombre que su rostro.
Allí donde más ocultemos (los grandes tapados; el sexo y la muerte) allí surgirá lo siniestro. Aviso a moralistas.

Que Eros gane la partida, Eugenio, que los dioses que te susurran te oigan.

AQUÍ PUEDE VER LA PRIMERA PARTE

















AQUÍ LA SEGUNDA

















Y AQUÍ LA TERCERA

En onda: el deseo

Conversamos sobre el deseo la madrugada del 24 de Juilio de 2009 con Óscar López en "Afectos en la noche"

Empezamos con el chiste del condenado a muerte al que le conceden un último deseo, "mi deseo es que no me ahorquen", solicita. Los verdugos se reunen en cónclave y deciden que ese deseo no lo pueden conceder pues vulneraría el principio mayor de que el condenado sea ajusticiado."No, ese deseo no nos vale tienes que solicitar otro", a lo que el  reo contesta: "Entonces, mi deseo es aprender japonés".
Y mucho de estar vivo tiene el deseo. 
Vemos las relaciones que guardan hacia él distintas concepciones de la vida, desde la anulación o la supeditación al dogma de los idealistas, pasando por su gestión y mantenimiento bajo control de estoicos, epicúreos y sensateces varias, hasta su primado y exaltación en libertinos y artistas.
Desde su etimología de "contemplar las estrellas", vemos el componente de ociosidad con que lo han cargado y nos atrevemos con intentar averiguar, de la mano de Spinoza, qué es eso del deseo. Y volvemos a la identidad.
¿Hay distintos tipos de deseo, unos lícitos y virtuosos como el deseo de conocimiento y otros moralmente condenables como el deseo carnal? (¡Ay! don Agustín no me de tormento)
Proust nos da la siguiente clave "no deseo una mujer, deseo el paisaje que la envuelve" y, al trote tendido con Deleuze, intentamos averiguar como opera desde sus correspondencias simbólicas (creo que eso lo que deseo, pero no es eso sino aquello) para establecer relatos deseantes (montarse la película desde la capacidad creativa y la fundamentación de lo artístico)

Obra: "Tragedia"

Tragedia
55x33x25
1998
Colección del artista


La tragedia es la incapacidad de sintetizar dos proposiciones confrontadas. Imaginemos, proposición uno, que mi entusiasmo erótico me lleva a querer tocarle el frontis a la vecina de enfrente e imaginemos, proposición dos, que mi entusiasmo marital me impide someterme a los arrebatos carnales externos. Tenemos una tragedia... modesta me dirás, mamá, sí, te responderé, "", pero imaginemos que la proposición uno, es seguir lo que la voluntad de vivir me dicta, no morirme, pero la proposición dos, el razonamiento lógico,  me dicta que soy contingente y por tanto perecedero; ¿tragedia de mayor calado?, si hijo, te sigo, "¿quieres más fríjoles?", mi apetito nutritivo me dicta que sí, mamá, pero mi apetencia estética de mantenerme esbelto me dice que no, "¿para seguir planteándote si seduces de una vez a la de enfrente, hijo?"

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Pavesas: carta a ella. Día 4 de junio de 2006


Sábado 4. Máxima en Barcelona de 31 grados.

Cauchemar

Beaux rêves

"La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece que con razón me quejo de vuestra hermosura" pone Cervantes en lectura de Alonso Quijano (que no era nadie hasta que se volvió loco).

Esta noche te quiero entre el retruécano, el pavor y la música del círculo.

3'1415

He ido a Barcelona, mi amor. En un tren vacío.
He vuelto de Barcelona, mi amor. En un tren vacío.

Volvíamos de tarde. Aguardando la luz del día. Conducía con una mano o con tres. Nunca con dos. No sabía si debía. Me mirabas sonriente. Íbamos a recoger algo al piso, antes de regresar por primera vez a casa. Mi tercera mano acariciaba con el pulgar la derecha. Suavemente. De abajo arriba y de arriba abajo. Aquella noche llovería. Poco antes del alba. Pero no lo sabíamos. Gotas como acordes. Como la trama del Orden. No sabía si debía. Creo que fue la primera vez que te hablé en tu idioma. Era antes de que te convirtieras en el lenguaje de mi alma. Un momento antes.

- "Çà doit être bizarre"
 - "Quoi?". Preguntaste.
 - "Cela d'être si follement aimée"

Me encendiste el pitillo con la llama de tu gesto. Volvíamos juntos. Como ahora.

Tengo poca voz.

Me siento en un banco. Esperando recuperar mi simetría. Por no esperar en el andén. Dos pavas entradas en años y kilos comentan lo maravilloso de recitar "chakras". Sonrío. Creo que es la primera del día. Creo que es la última del día.

Noche de reyes. Como de niño.

Cuando ya te esperaba como presente. ¿Quién quería un muñeco articulado, unas botas de fútbol o un camión de bomberos?. Yo no. Yo sólo quería dormir a tu lado. En la butaca de un cine de sesión doble.

Samia se encuentra en pleno viaje astral. Lo lamento, pero es cierto.

La próxima vez, que me anestesien. Entero. O que me den de desayuno. A las gallinas pardas.

Praga. Brno.

Tu sonido.

Yo también te quiero.









Personajes de la instalación "Valerie o la balada de los seres ululantes"

Pavesas: carta a ella. Día 3 de junio de 2006

Viernes 3 de Junio. 30 grados de máxima en Barcelona.

Il gèle dedans.

Ayer intenté creer que era miércoles, que todavía no te habías ido. Hoy me como el crédito. Hoy necesito saber que es viernes y vuelves en dos días.

Volvía del mar. Del mar que me había caído encima. "Es tan hermosa que no sé que hacer con ella". Me sonreíste. Sobre la mesa de hilo blanco. Frente a una copa de vino tinto. Envuelta por el mar. Yo tenía los pantalones untados de agua salada hasta las rodillas. Los pies fríos. No lo viste. Me sonreíste. Entre rodajas de alcachofa frita, dislates de charla y un cuenco de sopa fría. Sosa. Te miraba. Antes de tocarte. Antes de soñar tocarte. Antes de atreverme a soñar en tocarte. Mi cosmogonía. Mi sentido. Quise decírtelo entre alaridos, mi amor. Me sonreíste.

"Bonjour, çà va Jorge?
 Seguro que nuestra Val
 de amour está bien!!
 Besos y a los animales.
 Samia"

Bendita infiltración.

Toutit me ha clavado una uña. Esta mañana. Hasta poco más o menos la rótula. Sí, es verdad, exagero un poco (¿qué es estar vivo sino exagerar que se está vivo?). Creo que era para ver a través mío. Para ver si te veía.

Esta noche te quiero como nunca.

Mañana tengo intención de irme a Barcelona. El tiempo aquí empieza a ser estéril. Denso, muy denso. Avanza y vuelve sobre si mismo. Sin suceder. Sólo ocupando un espacio que le correspondería al aire.

Te buscaré en la memoria. Sabiéndote cerca. Entre cristales.

Hasta que regrese.

A ti. A mi hogar. Al país de mi alma.
Te echo de menos. Me echo de menos.
Sé mala.









Personajes de la instalación: "Valérie o la balada de los seres ululantes"

Pavesas: carta a ella. Día 1 de Junio de 2006

Miércoles 1 de Junio

Máxima en Barcelona de 29 grados.

Miércoles 1 de Diciembre. Sujetas con fuerza mi mano. Andando. Largas zancadas. Me pasea. Pienso. Antes de llegar al bar. Vinculándome con la vida. Me enlazas. Amor mío. Entre un cerco de cerveza. Sobre un sobre de cristal. Bajo mil pulsaciones por sílaba. Tu mano que las toca. Una a una. A través de la portezuela verde. Aquella. Tu huella sobre la caja. Sobre la caja de yeso que me cubre. En el costado izquierdo. Contando. Recontando. Escribo la carta. "Quizá, ¿tanto tiempo hace?". En la memoria de papel del celular.

Miércoles 1 de Junio.
Falta aire.

Il tombe la pluie.
Malgré moi.
Je peux pas nager sans elle.

Te levantaste. Dijiste que no a la encargada. Amablemente. Sin duda. Tus piernas. "Tiemblan los cimientos de la tierra y se abren las ventanas del cielo". El Apocalipsis. Pienso. Te sigo y supuro. Rebozo agua. No sé por donde. Pero sí para quien. Pedaleo en el aire. Si hubiera podido decirte, mi amor.

Miércoles 1 de Junio.

Pantalón de hilo suelto. Cogido por un cordón.

"Clov: ¿Crees en la vida futura?
Hamm: La mía lo ha sido siempre"
Beckett

Los pies descalzos. Sobre la gata.

Más allá del cristal, noche.
Más allá de la noche, noche.

23 cigarrillos.

Hola, mi vida. Todavía te queda algo por descubrirte. No lo evites.

Apoyo la mano sobre el vientre.
Te sueño. Antes de soñarte.
Antes de que la noche se haga noche.










Personajes de la instalación "Valérie o la balada de los seres ululantes"

martes, 9 de noviembre de 2010

Obra: "Primeros estados"


Primeros estados
100 x 65 x 15 cmts
año 1997
Colección particular BCN

Detalle para los detallistas

Aquel día llovía. Se había caído un mochuelo desde el tubo de la chimenea (no era, para mi pesar, la lechuza de Atenea) y me dolía la muñeca izquierda. No tenia amante, ni amantes, y había hecho del lenguaje un pliegue y de la comunidad un muro. Me quedaban ochenta mil pesetas en la cuenta, una deuda de bastidores y no encontraba el librito aquel de tapas verdes con el alarido escrito de Ingeborg Bachmann.
Después tuve a bien regalarme un ejercicio de ipsación erótica (o fue durante) y tras obtener lo que la clínica del XIX dio en llamar "paroxismo histérico", pensé que contarme lúbricas mentiras era darme un mundo tan cierto como la verdad de mi ausencia. Muy respetable mentirse para ahorcar a un lúcido."El problema de la deseperanza, querido amigo, es que está muy bien documentada", me silbó Cioran.

lunes, 8 de noviembre de 2010

En onda: de la fascinación y el clásico

Al grito de “¡Es la polla!”, intentamos en RNE charlar un rato sobre qué tiene de fascinante el mundo clásico. De la virtud, la "vir", como vigor sexual y de un patricio, dueño del ladrillo, la catapulta y los que lo cuenta, que dirige Roma. Viene Hipatia (que anda hasta el moño de gestionar la elipse y de no distraerse con varón) y la infancia como narración del recuerdo (con un niño que escribe: "Querido Jesús; está bien que hagas tantas religiones, pero, ¿tú no te confundes nunca?") y aparecen los que escuchan y hablan y luego escuchan (benditos seais, ipse dixit)


domingo, 7 de noviembre de 2010

En plató: con la identidad

Debate en "Para todos la2" de TVE2 el 24 de Marzo de 2010, o donde se pretendía dilucidar qué es aquello de "¿Quién soy yo?" (se ríe Chuang Tzu), si existe un yo distinto a las acciones que realiza ese yo y esas acciones dependen de uno o de sus deseos (no son voluntad del yo los deseos de ese yo), aquí aparece Spinoza, susurra Crísipo y bosteza Lezama, donde se intenta responder a ¿y si eso fuera así? ¿y si yo sólo soy los rastros de unos deseos que no me corresponde escoger? ¿dónde recaería la culpa?, en este momento interviene Arjuna preguntando "¿qué hacer?" y le responde Krishna mientras Nietzsche se afila el bigote, y dónde uno intuye que ese yo y su libre albedrío no es más que la ficción del fundamento moral. Y aquí fue dónde se intentó todo esto, o al menos se intentó.


Maestro, le pregunto el alumno: "¿Quién soy yo?". El maestro le respondió; "Tú eres yo". El alumno detuvo la marcha extraordinariamente inquieto: "¿Pero cómo es posble que yo sea tú?", a lo que el maestro alzó el bastón y dijo:"¡Ése eres tú!"



Juan Romeu 
 Jorge Wagensberg








Manuel Pimentel









AQUÍ PUEDE VERSE lo que allí sucedió.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Obra: "Memorias de un pedal de lata"


Memorias de un pedal de lata
200 x 200 x 25 cmts
año 2000 
colección Jordi Roca


Cuentan que un niño observó ensimismado un gigantesco bloque de mármol en el que Miguel Ángel iba a esculpir un caballo. Cuando la obra estuvo acabada, el niño volvió, la miró con detenimiento y le preguntó al escultor; "¿Cómo sabias que había un caballo dentro?"

Pavesas: la muerte y la belleza

2004. Entra ella en escena. 

Sobre peñascos negros 
se precipita, embriagada de muerte,
la ardiente enamorada del viento.

Georg Trakl (citado por Pizarnik)

Está entrando en el estudio a la derecha.
Hay que apartar los travesaños de madera y cuidar de no topar con el alargador. Cuando llueve, y si el viento es del norte, unas gotas llevan el óxido desde la viga hasta ella.
Tiene el cuello roto y el cuerpo es un pliegue.Es de una belleza en la que se pueden hundir las manos. Porque contiene el abismo, un cazo de mármol blanco y al buen Dionisos bebiendo el vino rojo y comiendo pan de hostias.
Y ella que al entrar la ve, ¿Te gustan los martirios?, y yo que le digo que no y que pienso que su belleza es haber trascendido al martirio y que el martirio es la única manera de hacer verdad una ficción y que le miro el trasero, como sin querer, y ella que sostiene la vista sobre la imagen, de la santa, tiene unos pies hermosos y yo que le cuento lo que le hicieron los paganos y que le indico, por tragar saliva, que no tropiece con el desorden  y que pienso que si Cecilia nos cantase algo eso sería irónico, como las luciérnagas y ella que cambia su centro de gravedad sobre la otra pierna y yo que pienso, nunca más estarás sola, amor mío, y que todavía no he empezado a temblar y que pienso que todavía no he empezado a temblar.
Mide un metro treinta y está encerrada en una hornacina, pero la puedes ver si apartas, amor, los travesaños.