miércoles, 7 de diciembre de 2011

En onda: La amargura y la felicidad

2011, 15 de Noviembre, con Silvia y Daniel Ampuero y en casa de todos (que no es el seno de la Iglesia si no el pecho de RNE)


Quien gestiona ese extraordinario mecanismo que crea el mundo y al observador de ese mundo y que hemos dado en llamar conciencia, ese es el dueño de sí mismo.

Mientras, podemos hablar largo y tendido (mejor tendido, que el tamaño no importa)...



...Aunque para mí Jane Austen no es lo más (Emily Brontë, quizá)

viernes, 2 de diciembre de 2011

Pavesas: El vertedero

2011, otoño, y que gracias al dios capital y a la obsolescencia planificada (y a la percibida) y a los que malbarataron el hedonismo (convirtiéndolo en una compresa desechable) y a los que nos mienten en nombre de la verdad (que les protege y les hace verdaderos sólo porque tienen el poder), resulta que de los bienes de consumo adquiridos sólo nos quedará en casa, a los seis meses, el uno por ciento de ellos y que generamos dos kilos y medio de basura al día y producimos, y esto es lo que peor huele, seiscientos setenta y tres millones de imbéciles por minuto y que sólo Bach y las irrumatio nos podrán perfumar los pies.

Antes de ayer en un centro comercial de alimentación. Una explanada colindante con los lugares de aparcamiento señalizados y una capacidad aproximada de cincuenta vehículos. Apenas cuatro aparcados.

Termino las compras; comida precocinada, cuatro yogures, jamón de York envasado, dos fletán (tipo de pescado parecido al lenguado que normalmente está muerto cuando lo congelan) congelados, dos manzanas, una barra de pan, una gaseosa, paquete de seis rollos de papel higiénico, dos como coñohapodidosubirestootravez, un brick de leche, bollería de desayuno (en envases de a seis), zanahorias (un paquete para el caballo), tres latas de atún, un paquete de menestra de verduras y un “padre, ¿por qué me has abandonado?”
Salgo con el coche y un vehículo de esos, de los del chiste de la fragoneta y el gonovolumen, bloquea la salida del aparcamiento. Junto a la puerta del carromato dos féminas que no sumarán (ni saliéndole bien las cuentas) cuarenta, charlan amigablemente, mientras tres chiquillos zarandean los carritos de la compra, mientras sube el pan, mientras en el fragovolumen y en la gononeta ya no cabe nada más.
Bajo la ventanilla y en un correcto giro proposicional le sugiero a la que tiene las llaves en la mano; “Querida, tienes el aparcamiento vacío, ¿por qué no aparcas en otro sitio?
Yo aparco donde me sale del coño”, me responde la criaturita que si así tiene la boca habría que verle la Tena Lady (de oferta a tres paquetes por el precio de dos en el súper y de regalo una de alas anchas, como los ángeles, para recogerlo todo en el cielo) 
Y pienso en sus preceptores, desde su reputísima madre a doña Belén Esteban, y pienso en lo que será la ignorancia de este animalito en las bellas artes del fornicio y pienso, al verla, que el excremento tiene sitio en la vida (de la digestión doliente de una vaca florecen lirios) Pero aunque acepto los restos pestilentes que hacen de lo podrido la promesa del sentido, pienso, también pienso, que una cosa es asumir la realidad de la mierda y otra vivir en un estercolero. 
“¿Por qué te preocupas por esas cosas, Dante?”, me pregunta Beatriz, que tuvo a bien, frente a los ojos de perra de mi amada Valérie, la infinita, hacerme una antológica “irrumatio” (nótese que no digo “mamada”, ni siquiera felación, pues para los latinos “felar” era lamer sin ganas, chupar como por obligación, algo de putas sin oficio) “¿Y por qué lo seguimos llamando felación?”, vuelve a preguntarme Beatriz  (si Virgilio me mostró los infiernos, bien pudiera Beatriz mostrarme el cielo), porque los dueños del motivo, dados a condenar a las putas tras irse de ellas y a legitimar su pureza en nombre de la corrección lingüística a golpe de machete santificado (de venta en el súper, en el estante junto a los paquetes de jabón el lagarto), creyeron, querida, que había que despreciar con el lenguaje (con el entendimiento) lo que acabas de ofrecerme.
Y vuelvo a pensar en lo que le saldrá del coño a la que aparca donde quiere y me cisco (por contribuir a la causa) en los que hicieron de ella un vómito más, depositado, cuidadosamente, meticulosamente, en este vertedero. Y recuerdo tu lengua de mariposa, Beatriz, y la perra mirada de Valérie sacándome, como levantan al cielo a las vírgenes de palo, de esta grande, muy grande, inmundicia que nos han hecho creer que es la verdad.

Me queda algo de la bollería del desayuno y un par de rollos de papel higiénico, ¿puedo ofrecerte algo?

domingo, 26 de junio de 2011

En plató: "La política"

20 de Octubre de 2010, sentado en una silla y en compañía de Ferran Sáez y Antoni Gutiérrez Rubi. "Para todos la2" aunque centrados. TVE2

A la política le pasa eso; debe ser apolínea, ordenada, racional, sensata (eso es lo que le exigimos, que nos muestre la ficción de que las cosas son consecuentes, que las causas generan unos efectos, que las justificaciones son justas...) y es todo lo contrario; mentira, desorden, asimetría, irracionalidad... (y real como la realidad misma...) Un día yo escribí una novela, y le pasó igual; no era apolinea, lo cual, además de estúpido es imperdonable. Naturalmente nadie la publicó, gracias por vuestra lección.

Se contaba de un marido que al volver pronto del trabajo encontró a su mujer cohabitando carnalmente con otro. En un ataque de furor coje una escopeta de cañones recortados y "pum" "pum", le pega dos tiros al amante de su mujer. Ésta, ligeramente sorprndida le reprocha: "Manolo, hijo, ¡cómo te has puesto!...pues una cosa te voy a decir; como te tomes las cosas así te vas a quedar sin amigos en dos días".
Ese discurso es la política (una instrucción razonable para preservar el colectivo) y la mujer es un político (pues problematiza y promete)


Hay dos conceptos centrales que definen al político (al que, en buena o mala etimología, no es un "idiota"):
1. Problematizar: Determinar que una circunstancia social deviene “problemática” y por tanto “debe” ser sometida al orden político (desde traficar con esclavos a encender un cigarrillo)
2. Prometer: Concepto central en la política. El político es esencialmente un hombre que promete. RAE: Expresión de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo.

 La desafección (¿por qué no les damos crédito a los políticos?, pese a que cada vez nos interese más la política)
1. Dependencia corporaciones:
No son ya , criaturitas, “guionistas de la realidad” sino, en todo caso, los “ficcionadores de la realidad”, lo que la justifican y la preservan. Servidores de las corporaciones (estas sí guionizan) y gerentes y administradores subcontrados de sus intereses.
2. Prioridad partido sobre ideología, la libertad individual y el juicio crítico
Su elemento de protección, tras las corporaciones, es el partido. Éste es su sustento y su justificcación conceptual ("yo soy político, pues milito en tal partido") Sin el partido, como el sacerdote sin su iglesia, el político no existe. 

3. Ensimismamiento:
El político define la política. Esa es cada vez más su función, responde exclusivamente a la pregunta ¿Qué es la política? (no qué es lo razonable, lo más sensato, lo más conveniente…si no lo más político)

En la serie de humor inglesa "Yes minister", el secretario, verdadero hombre de estado, interpela una propuesta del ministro: "Señor, no estamos aquí para resolver cosas, sino para hacer política"

La profesionalización del político se inicia en el siglo V a. C. (antes del café) con el invento del pretendiente. 
La política deja de ser determinada por cuestiones divinas o de linaje y establece tres conceptos claves: Isonomia (igualdad de derecho) isegoría (igualdad de palabra) y parrhesia (hablar con franqueza), conceptos en lo que todos los ciudadanos se pueden sentir representados y autoproclamados pretendientes a ser políticos.Desde entonces se establece la necesidad de eliminar o filtrar al aspirante, creando un gremio, un club social, que acepta o deniega el acceso a los solicitantes.

Se contaba de un político en campaña, que en pleno éxtasis de inflamación retórica apuntilló lo siguiente: "El liberalismo es la explotación del hombre por el hombre y el socialismo es justo al revés"
¿Sentido común? Ad infinitum (aunque eso sí, poco apolineo)




miércoles, 22 de junio de 2011

Obra: "el balcón"

"El balcón"
50 x 50 x 15 cmts
2004
Colección F. Monis

2004. No más pliegues.
La metafísica del roce. Debo profundizar en la hipótesis hedonisto mística de la metafísica del roce. Una teoría que, sin duda, ésta sí, y no la del pliegue, me dará fama mundial. Un verdadero sistema teológico y ontológico que haga de nuestra existencia la acción placentera de contraer roces carnales, cuanto más y más variados mejor, liberado de las obligaciones al rendimiento tardo capitalista y de los adiestramientos mistico ascéticos. Sólo una obligación; amar sin construir nada. Ella aparece y se va, yo aparezco y me voy, nada se pudre porque no hay tiempo, ni razón, ni confrontación entre la llegada y la partida, en medio, el roce, y a través de él la visión esférica de la trama de la vida.
¿Es posible?, se me dirá, ¿congeniar la metafísica, esa arma de destrucción masiva que sólo se da en los estados de privación y tristeza, con el placer? Sí, responderé orgulloso, los breves estados de felicidad no interrumpirán la visión metafísica, muy al contrario serán ellos los que la procuren.
"¿Jorge, y todo eso porque te está poniendo cachondo la recepcionista del hotel?"
"Calle usted, doña Engracia, que de estas cosas de la metafísica, usted no entiende",
Formalmente, y para ilustrar en mis acciones vitales tal revelación tengo que volver a tratar las emociones, recuperar la "aisthesis" y hacer de mi obra, obras estéticas y no, como hasta ahora, acertijos sobreintelectualizados.
"Deberías comer más, Jorge..."
Amar sin construir (qué emocionante aspiración)
"Precisamente he hecho unas torrijas..."
El balcón, sirve para entrar y para salir, tras el roce.
"¿Con canela, doña Engracia?"
El balcón, la vagina del inmueble.

viernes, 17 de junio de 2011

Pavesas: epílogo a Alberto (a la obra de Alberto, bueno, a una obra de Alberto)

"El patio de mi casa"
fotografía 
2010


2011, año de publicación y yo que pienso que ya llevo, por aquí, unos años. Epílogo al libro de Alberto Tugues "Cancionero de prisión".

TRAGEDIA (O COMEDIA) EN 97 LÍNEAS (MÁS O MENOS) CON TEORÍA, PLANCHADORA Y LUCIÉRNAGA

Un hombre de pie. Labios maquillados y cara empolvada.
— Sí, señora, la teoría poético científica sobre el amor que me hubiera dado fama mundial, sí, como lo oye —
Guarda silencio. Saca del bolsillo trasero del pantalón una imagen. La desdobla y la observa.
— Naturalmente que tiene usted una hija guapísima, pero déjeme decirle, con hondo pesar, que las fotos también se mueren —
Da tres pasos hacia la derecha y murmura para sus adentros
— Hasta aquí. Más allá no hay nada —
Eleva los ojos hacia arriba intentando recordar
— Se basaba en fundamentos metalógicos/lingüísticos tendentes a la demostración i-n-a-p-e-l-a-b-l-e de la ironía como contraposición trágica entre lo mundano y lo trascendental —
Vuelve a guardar silencio para retomar la palabra con más énfasis
—Sí, sí, fama mundial, créame si le digo que no le exagero —
Continúa, enfatizando el gesto
— Naturalmente que se preguntará que qué tiene que ver la ironía con el amor…
Pues mucho señora mía, muchísimo me atrevería a decir, aunque lejos de mí está el resultarle hiperbólico —
Se rasca la sien derecha.
—Ahora soy cantante —
Aclara ligeramente la garganta, endurece el gesto y comienza torpemente a marcar el ritmo levantando la pierna derecha y golpeando con el pie plano en el suelo. Continúa hablando sin dejar de marcar el ritmo.
 — Ese descubrimiento mío se consideró por el altísimo tribunal de la Academia de las Artes Francesas, ¿ha visto usted alguna vez una luciérnaga?, y por el mismísimo Rey Dagoberto, el que lleva los calzones al revés, como un asesinato. Sí, sí, me oye usted bien, como un asesinato. La sentencia fue firme: fui confinado de por vida a la lucidez — 
Enfatiza esto último. Mira con aire melancólico alrededor suyo y detiene el movimiento de su pierna
— Fama mundial, no le exagero…pero ya ve usted, los franceses me detestan — Extiende su mano derecha y simula dar la mano.
           — Yo la llamaría suegra, si me permitiera la confianza, y hasta la besaría…lo entiendo…Naturalmente que para mí ha sido también un placer —

Se sienta en el suelo, saca un pañuelo del bolsillo derecho de su pantalón y se frota los labios hasta quitarse el maquillaje. Suspira. Vuelve a ponerse torpemente en pie y da tres pasos hacia la derecha. Se detiene y musita  — Hasta aquí. Aquí se acaba todo — Vuelve sobre sus pasos hasta el punto de partida y retoma el movimiento de su pierna para marcar el ritmo. Intenta entonar con gesto grave — Y lloro sin que tú sepas que el llanto mío, tiene lágrimas negras cooooomo mi viiiia —
Se detiene creyendo oír algo. Saca de su bolsillo izquierdo el pintalabios y se retoca rápidamente los labios.

— No tengo ningún inconveniente en despejarle la duda, caballero —
Da tres pasos hacia el frente como siguiendo a alguien. Levanta el brazo en señal de parada.
— Si no le importa, mejor nos detenemos… más allá, créame, todo se acaba —
Se inclina ligeramente hacia delante.
— Bien, se preguntaba usted el por qué la ironía finiquita ese estado trascendente que llamamos amor —
Dibuja con el dedo, en el aire, una letra.
— Téngase… (las formulaciones, créame que algo de esto sé, siempre empiezan mejor por un “téngase”) Téngase un punto, que podríamos llamar A, en el que alojaríamos lo trascendente…. (sí lo sé es difícil alojar algo en una letra, pero si bien lo mira verá que el amor siempre lo alojamos en cuatro) y en otro punto equidistante (equidistante de qué me pregunto…no sé…pero creo recordar que utilizaba el término “equidistante”…. bien digamos de A y de Usted) que daríamos en llamar B (llamarlo M complicaría inútilmente las cosas) en el que alojamos una ventosidad (un aire intestinal, una flatulencia, un pedo… aquí viene el tremendo ingenio de la versatilidad lingüística en mi teoría) hasta formar una línea perfecta que iría de A hasta B… Pero, por favor caballero, no se vaya, si ahora viene lo mejor.
Sube el tono de voz como si estuviera hablando en la distancia
— Imagínese, y eso es algo que siempre sucede, que la vida, las circunstancias, el orden o como lo quiera usted llamar (dúctil el método semántico ¿no?) dobla esa línea que hemos formado hasta hacer converger los dos puntos A y B en un mismo punto que daríamos en llamar C ¿Qué contendría este punto C? ¿Flatulencias o trascendencias?... Ja…Nada de eso amigo, nada de eso.
Sube más la voz y se ayuda de la palma de su mano, colocada abierta junto a la boca, para proyectarla la voz
— ¡Contendría ironía! ¿Lo ve? …por Dios, dígame que lo ve. Así pues usted, caballero enamorado, hace que su amor busque la trascendencia en A y cuando mira ve el punto C y se encuentra la ironía. La ironía que no deja alojarse al amor ¿Lo entiende? …por Dios, dígame que lo entiende…No hay sitio para el amor en C cuando ya está ocupado por la ironía… ¿Irónico, no?
Baja la voz, inclina apesadumbrado la cabeza y murmura para sus adentros
— La teoría poético científica sobre el amor que me hubiera dado fama mundial… No me extraña que mente usted a mi madre, que era planchadora en la caserna de artillería de Punta Umbría hasta que le pudo la artritis, le entiendo; yo de usted hubiera hecho lo mismo si alguien me revelara ese hondo secreto —
Sigue musitando
— Una teoría poético científica extraordinaria de la que le seguiría hablando con mucho gusto durante horas… Si la recordara, pero no me acuerdo. No me acuerdo —

Vuelve a sacar el pañuelo de su bolsillo y se quita el lápiz de labios. Retoma el golpeteo con el pie plano en el suelo intentando marcar el ritmo —…negras cooomo mi viiiia—
Detiene el cante. Se rasca la sien.
— Mi teoría…La dejé escrita en tres tomos. Eran tres tomos preciosos…si los girondinos, que siempre me observan, no los borraron deberían estar… hacia allí —
Señala atrás. Da tres pasos decididos y se detiene. Hace un gesto de resignación. Murmura — Hasta aquí. Más allá no hay nada —
Se palpa los bolsillos. Murmura
— Ahora soy cantante —
Vuelve a sacar del bolsillo de atrás de su pantalón la imagen. La desdobla y la observa.
— Las francesas son así… llevan Chanel número 5, que dicen que es un perfume…pero en realidad es un insecticida que mata las luciérnagas… Bichos irónicos por excelencia —




Jorge de los Santos
En Valérie a 2 de Junio de 2010


miércoles, 1 de junio de 2011

En onda: la mala ciencia

8 de Abril de 2011, madrugada en RNE con Joseba Atxotegui que se ha puesto camisa blanca, de esas de repartir consuelo y oscurecer los rostros y Silvia que se ríe y Valérie que entra y se chotea de la niebla. Afectos.

Está científicamente probado que la ciencia tiene razón.
Empezamos por el concepto de "normalidad" y cómo su aceptación legitima el tratamiento de la anormalidad. La ciencia en manos de la moral para redimir anormales (inmorales) Joseba se muestra escéptico frente a las paraciencias y a las ciencias, recordando que la ciencia es un poder.
Y el poder sólo se preocupa de mantener y aumentar su poder (el deseo desea el deseo) y se legitima en la verdad (la única y verdadera; la que gestiona y consolida el poder que la tiene y que sólo por eso es poder)
La ciencia siempre se ha fijado en lo tangible, en lo fenoménico, en lo medible y en lo predictible (lo que no pesa no existe para la ciencia) para ello parte de una hipótesis, recurre a la empíria, compara los datos con la comunidad (teoriza) y predice. Y sobre todo, y eso es su éxito, hace del caos una razón. No porque el mundo y sus significaciones sean razonables, sino porque este sistema formal llamado ciencia es capaz de relatarlos como orden.
Otra canción de cuna, de una enorme funcionalidad práctica, que explica más de lo que tememos que de lo que es.
Mientras, los dioses bailan, las significaciones simbolizan y los humanos (medio dioses, medio significado) buscamos una mano amiga que nos meza el cesto.
Esperando que lo de afuera sea sensato sólo porque en lugar de agallas y silicio tenemos razón para verlo.




viernes, 13 de mayo de 2011

En plató: "La guerra"

13 de los corrientes de Octubre de 2010
Con Ángela Rodicio y José María Mendiluce en "Para todos la2" de, y no podía ser de otra manera, TVE2

"Una mierda", dice la buena de Ángela con su vocecita de vicetiple, "Ambrosio, ¿Ha dicho mierda esta señorita en la tele?", "Una gran mierda", reafirma ella y su voz entonada y sus ojos entornados y su voluntad enconada y el casco (de los azules) que le viene grande y el micrófono (de los de espuma) que le queda pequeño.
Y a mí, que como decía Woody Allen, en el ejército me declararon inutilísimo... tanto que en caso de guerra yo sólo serviría de rehén, que se me ocurre proponer que ni a eso llega, que ni mierda, pues mierda ya es darle palabra, calificación y entendimiento a lo que no lo tiene. Demasiado apolineo lo de "mierda" para algo como la guerra que sólo gesticula con los eructos de Dioniso. La guerra no es una mierda porque mierda es una palabra.

Los sajones, dados ellos, como nosotros, a la guerra, utilizan para nombrarla la onomatopeya del alarido; "war", el ¡huaaaa!!!, con el que hacían temblar a las legiones romanas.
Es la guerra, como decían los griegos de los que además de venir lejos no sabían hablar, un "bar bar", una barbarie. Pero una barbarie que, para cometerse, requiere de algo tan humano como la civilización . Y por ser una barbarie civilizada nos la hemos tomado por inevitable.

La guerra es irrelatable, racionalmente absurda y tan esquiva a la narración como un orgasmo, por eso la épica es ejercicio de la postguerra; "la postguerra es el momento de enterrar a los muertos y encontrar las palabras", dijo. Nunca hay épica en la guerra, "¿pero es posible Ambrosio, que se diga mierda en la tele?", pues el bárbaro no sabe escribir. Pero, seguimos con el oximorón; barbarie, sí, pero civilizada. Maquiavelo nos dice que no puede existir la "polis" sin el "polemós". Fundar es destruir y la política (de "polis") es la organización civilizada de esa destrucción (de "polemós")
La palabra, los locos que nos convencen de la necesidad del grito siempre empiezan usando palabras (siendo razonables), los locos que justifican en la preguerra la posterior ausencia de palabra, siempre empiezan clamando a la razón. 

El fuego, para Heráclito el oscuro,"...y a la hora de comer, Ambrosio" , es aquello que obtiene su identidad de las identidades que destruye. El fuego es para el de Efeso la metafora de la confrontación de donde todo emana, el Taijitu, donde el ying y el yang rinden sus cuentas, el estado que permite que las cosas devengan; sin confrontación de opuestos, se liquida el devenir (véase la teoría hegeliana del "fin de la historia") Por eso, Heráclito dice: "la guerra es padre y rey de todo" y por eso la tenemos por inevitable, por efecto de esa "voluntad de poder" nitzscheana en la que la vida (y en ella el humano) además de conservar, quiere la perpetuación expansiva, incrementar, conquistar, someter...y nosotros la tenemos por inevitable. Lo hemos visto, todo nuestro progreso tecnológico, científico y social, desde la ONU a una radiografía, pasando por los aviones a reacción, han derivado de dos guerras mundiales (¿qué seriamos ahora sin ellas?), por querer el progreso, la tenemos por inevitable.
Pero el ying y el yang no se contraponen, se suceden, no luchan, se dejan paso, por eso la conclusión del más hermoso tratado sobre la guerra que se ha escrito, el de Sung Tsu, es que la victoria en la guerra consiste en evitar la guerra (así está destinado a los de la estirpe de los sensatos) y por eso las semillas ("voluntad de poder de la vida") no se comen entre ellas, sólo vuelan y vuelan y vuelan y se dejan comer, para que la mierda (esta sí de veras) fecunde, con ellas la tierra. ¿Y el progreso? Triste destino el de estos que viven sometidos a aquellos que prometen evitar el mal que causan. "No sé donde vamos a ir a parar... Ambrosio", yo tampoco, señora (... ¿a la mierda, quizá?)





miércoles, 4 de mayo de 2011

Obra: "Valérie o la balada de los seres ululantes"

"Valérie o la balada de los seres ululantes"
Instalación de medidas variables
2005-2006


Cuentan que un día  Zhuang- zhi describió el viento;
“¿Escucha! ¿No oyes el aullido del viento que sopla a lo lejos? Los árboles, en las selvas del monte, susurran, se estremecen y oscilan, y las cavidades y orificios de los imponentes árboles de cien varas de circunferencia emiten diferentes sonidos.”
Orificios y cavidades que sueñan con ser ellos mismos, pero que sólo son interpretaciones del viento. Pasos del viento. Afectos, pasiones del alma. Sí, las cavidades existen y los seres se identifican, pero nada son sin la afectación del viento. La mística sufí también conoce al viento y lo nomina. “Sarayan Al-Wuyud”. “Difusión de Existencia”.

Nada se manifiesta, aunque preexista en la vacuidad, aunque crea ingenuamente que se completa en sí mismo. Existencias que sólo el viento motiva. Pulsiones. Ira, rencor, amor, miedo, bondad, tristeza. Afecciones.  Todas las mismas, las hijas del roce del viento. Todas diferentes, lecturas de la brecha, de la garganta horadada donde resuene. Pasiones.
El mismo viento sopla sobre las diez mil cosas de diferentes maneras, haciendo que cada cavidad produzca su propio sonido, de modo que cada una imagina que lo produce ella misma. Pero, en realidad ¿qué es lo que produce los diferentes sonidos?

Hablo de Dios. Hablo del aullido humano. Hablo de la expresión del aullido.
Una escenografía. La plaza pública. La ciudad. Unas cajas de resonancia. Las ventanas. Los seres. En medio, inasible, el viento.
Un día, conocí a un viento. Se nombró él mismo: “Hola, me llamo Valérie”. Y sopló.
Este pequeño tratado de las pasiones del  alma  es un homenaje a él. Una carta de amor. Por fin. Quizá al fin. Quizá en el fin.
De otra cavidad que resuena al paso de su mano. Al paso del viento.





lunes, 21 de marzo de 2011

En onda: ¿Vale el arte lo que cuesta?

31/12/09 En "Afectos en la noche" de RNE


Texto pre-post moderno (que no es lo mismo que moderno)

Con el fin del arte “sensualista”, que hacía una representación simbólica de la realidad fenoménica (un árbol, una mujer, una batalla) y que se ajustaba a través de los mecanismos perspectivos al logro eterno de la “mimesis”, se acaba la validación pública, “¿qué estás mirando?”, que no el precio, “¿Cuánto cuesta?”
El arte sigue siendo esa representación simbólica, a través de propias correspondencias, de la realidad. Pero la realidad del hacedor ya no son las flores, sino la razón de la flor. El arte hace arte preguntándose por lo que es el arte. Por tanto, no se dirige a las emociones de los civiles sino, por su hiperracionalización y por todo el enjambre de moscas zumbonas que han querido ponerles esotérico términos justificativo a lo que sólo se justifica por él mismo, se dirige, digo, a un intelecto preparado, instruido, iniciado, elegido (y, por lo general, algo presuntuoso) capaz de descifrar la alquímica del acertijo que nos plantea. Es decir, a casi nadie. Igual que el espacio infinito entre un neutrón y un electrón sólo lo reconoce aquel capaz de operar con los mecanismos teóricos del vacío, de reconocer y no sólo ver, y sólo le interesa al físico (por más que nos afecte a todos)
El arte es el sustento de ese colectivo que engloba artistas, visionarios, esteticistas, teóricos, montadores, críticos, señoras de la limpieza, “curators”, un buen tipo, santones, especuladores (¿he dicho especuladores?) y que encabrona al resto. Los primeros lo “contextualizan” (esto es una palangana, “¿no ve que es para mear?” y esto una obra, “¿no ve que está en una exposición?), los segundos o lo denigran (sin estar legitimados a hacerlo pues no lo entienden) o lo tasan (porque tienen medios para comprarlo) y lo sustentan.
En este estado de cosas ¿quién paga por lo que no entiende? (ni el físico atómico paga por el ver el vacío)
He visto, soy algo viejo ya, compradores que impostan sus sentimientos, “es que tu obra me ha causado una honda emoción”, y que exponen en sus casas, “la honda emoción”, al revés. Lo que de veras les seduce es el prestigio de tener algo caro y que les cuelgue (no de la entrepierna sino de los límites de sus domicilios) Un bien especulativo que adquieren, seguros, disfrazándose de arrebato sensible. Pero estas criaturas no engañan, no son malos ni necios ni embusteros (algo pomposos quizá) simplemente creen que su impostura es su postura.
¿Qué si vale el arte lo que cuesta?
Lo que no puede validar quien lo puede comprar no tiene valor, sólo precio. Y lo que no puede validar quien lo tasa nunca será susceptible de ser cuestionado por su precio.
El sueño del especulador de ficciones.

martes, 8 de marzo de 2011

pavesas: Ícaro

1992 y el rayo, querido Miguel, que no cesa

De acercarse directamente al Sol bien poco nos puede contar Ícaro, quizá por no preveer que del astro rey sólo pueden saborearse sus efectos, que sólo es un recuerdo de estaciones, de afectos cíclicos, quizá porque el talento científico del inventor desconocía la poética del vuelo, y sin duda porque si bien el trayecto quemó su motricidad, también heló su lengua (los muertos sólo cuentan su historia cuando desaparece el Sol)
 

sábado, 5 de marzo de 2011

La obra: "Figuración inestable en equilibrio"

"Figuración inestable en equilibrio"
46 x 38 cmts
1993
Colección particular


1993. El pavimento está verde y empiezan a aparecer las moscas.

No recibo muchas visitas. Dejo caer saliva sobre una posada en mi pie, pero la esquiva castamente (tampoco ellas me besan) Son moscas grandes, Scathophagas de estercolero. Nunca he sido aficionado a la entomología (yo,como los griegos, no distingo por su nombre una mosca de una avispa) pero siento una curiosa inclinación por estas moscas come mierdas. Por su apareamiento, por sus pasiones tristes, por sus amores escatológicos, por la rapidez de sus roces, por su teleología (no hay moscas en el infierno; Dante al menos no las describio y Ovidio no se paró a mirarlas) Creo que ellas, si la felicidad no les interrumpiera la inclinación metafísica, podrían elaborar una tesis ontológica digna de pintarse. A veces las oigo cantar boleros, luego, me lavo las manos.
 "Là où ça sent la merde ça sent l'être", susurra el muerto de Artaud y yo, que hoy que el pavimento está verde, sólo recibo muertos y moscas, lo escucho. El ser, el ser que llora y defeca, que construye obras de arte con sus lágrimas y su mierda y las moscas, críticas agudas, que sabrían darnos significados que los metafísicos no entienden. Viene otro muerto, como un círculo concentrico; la marica de Genet . Y me narra la belleza curva de lo sórdido, la trascendencia de lo siniestro y me habla de Stiliano y de su mano cortada y su culo fuerte y redondo que nunca se abrirá para él. Lo oigo llorar como Ulises escuchó a Aquiles, que sólo entendió la belleza una vez muerto.
En la Sorbona, me acuerdo, las moscas se detenían sobre la tiza.
Y yo que hoy me pararía a charlar con ellas, si no estuviera ya parado y que les arrancaría las alas si no fuera porque tengo que lavarme las manos y que las invitaría a pasearse por mi vientre si no estuviera ya el pavimento verde.

martes, 1 de marzo de 2011

En plató: el humor

Nueve de Junio de 2010. Temperatura estable

"Para todos la2" en compañía de Javier Sádaba que seduce y Vico, alias David Pastor.

Nada de lo que no pueda hacerse broma merece la pena ser tomado en serio.

Alguien dijo que la distancia más corta entre dos personas era el humor. Además, el humor es conmovedor por subversivo: 
Es irreverente con lo sagrado al confrontar lo absoluto con lo cotidiano (no sé cual de las religiones será la Unica y Verdadera, pero sé que esa tendrá sentido del humor) inocula lo absurdo con lo hiperacional y sus procesos lógicos (baste la patafísica de Jarry o la explicación de cómo llenar un vaso de agua de Tip y Coll) y destapa el tabú (la risa sobre la muerte del humor negro y la risa, a veces tonta, que acompaña la voz del sexo)
Crea comunidad (sólo el excluido no se ríe) e invita a la participación en el gozo (sin tener que bajarse los calzones)

¿Y el chiste?: una expresión sintética del humor, el sonido del látigo, "chys". Los "Chystles", al caso, era una comunidad ortodoxa rusa de flagelantes que, sin que nadie conozca las causas, pasó de la más pura mortificación al más sórdido de los libertinajes, Rasputín, pertenecía, según piadosas voces, a esa cofradía que fue prohibida, creo recordar, en el XIX.  Después, una ronda de chistes.

Y, para fin, que sólo el necio habla del humor sin caer en él.









Aquí puede verse la primera parte








Aquí la segunda








Y aquí la tercera

viernes, 25 de febrero de 2011

Pavesas: manos de escayola para santos


2011, al poco de empezar
Es un privilegio y un honor y también me llena de honda satisfacción, el comprobar que bajo la búsqueda "mano de escayola para santos", éste blog se sitúa entre las primeras respuestas. Los caminos del Señor son inescrutables y aunque sus renglones tuerzan (o carguen) a la izquierda, su palabra es recta como un almidonado cimbrel. ¿Que qué tengo yo que ver con las manos, la escayola y la hagiografía? Algo, sin duda, cuando la Divina Providencia de Google así lo determina, pero no se me acaba de ocurrir sometido, como estoy, a las limitaciones racionales de todo mortal  y por ser de natural la voluntad de Dios y su Santa Madre incognoscible a los de mi especie.
No veo las ventajas, Madre del Divino Socorro; si ya es difícil para un santo masturbarse, más debe resultar hacerlo con una mano de escayola, y ¿cómo leerle el "fatum", a la mano de escayola de un santo? bueno, tal vez al ser santo ya el que antaño fuera varón, escribió su destino.
En casa de mis padres existía, eso lo recuerdo bien, "niña, no le pases el plumero al San José que lo vas a descascarillar", una talla en escayola policromada casi a tamaño natural que tenía, al haber sido bendecido por algún obispo en plena facultades mentales, indulgencia plenaria para tres generaciones. Dicho favor, que sus buenos reales de vellón y quizá alguna prueba de virtud, "niña, no te dejes dar mordisquitos, que luego todo se sabe", debió costarle a mi beata tatarabuela, agotó su plenipotenciaria presencia con mis abuelos. Quizá por eso, mi padre, cuando tenía a bien recibir en casa gente de más alta alcurnia intelectual o económica, tenía por hereje costumbre la de desprender la mano del santo, la derecha, concretamente, la misma que alargaba San José en paternal gesto buscando la manita del Niño de la Bola (hoy en día desaparecido del conjunto escultórico y que posiblemente está tocando las pelotas en el templo) y que se engarzaba en el brazo del carpintero, "niña, que luego las manos van al pan", por un vástago de unos diez centímetros. Ocultando, mi padre, su auténtica mano bajo la manga de la camisa se colocaba el celestial apéndice como si fuera una prótesis de la suya. Así era que cuando el vistante al poco de entrar se la estrechaba en gesto de cordialidad, él la desprendía repentinamente, quedando el visitante con la mano de escayola pintada entre la suya.
Una vez, un célebre catedrático de estética, "niña, ponte las enaguas de raso que hay convite", de esos que creen que la luz empieza y acaba en ellos, nos visitó en compañía de su bella doncella (una mocita dócil y siempre bien dispuesta con su insigne prócer, que le pelaba las manzanas y le saciaba, en los ratos de ocio, el escaso apetito) Así fue que mi padre, repitió el gesto, y tras levantar su brazo en señal de cercanía, al poco de entrar, le ofreció la mano. Cuando el "ego sum lux mundi" (en versión pila de a voltio y medio) quedó con la falsa mano entre la suya, enmudeció blanquecino (cual nacarado Moisés), mientras su devota oficiante soltaba un discreto alarido de horror.
Aquella noche, el cátedra tartamudeó más de lo frecuente y perdimos, entre trozitos de manzana y miradas de consuelo, la ocasión de conocer la esencia última de Goethe, "niña, deja de joder con la cancioncilla", y la verdadera intención vital, reservada a los iniciados, del joven Werther.
"Le he ganado por la mano, ¿no crees, hijo?", me comentó mi padre cuando se fue.
Letra de fado.







 


La mano de Dios. La "dextera", que contrariamente a la otra, "la siniestra", es augurio de fortuna. Y parece que no, que fuera del circulito no llueve... 

miércoles, 23 de febrero de 2011

la obra: "Una malla no es tupida"

"Una malla no es tupida"
200 x 80 x 15 cmts
1997
Colección J. Llobet


1997 (o no, el calendario es para las alternativas)
El pliegue. No sé lo que es un pliegue. Sé que es un diseño de contención y de expansión del diablo. Un tinglado de registros y vinculaciones que me habla de la metafísica de la materia. "La semilla ya contiene el árbol", dijo Lao Tzu (si tuviera que decir cómo diría que plegado)
Deleuze me lo explicó: "Coje una servilleta y escribe en un vértice tu nombre, y en el reverso, en la esquina opuesta tu apellido". Así lo hago. "Tienes dos palabras sin vinculación aparente, ¿no?". Si. "Ahora dobla la servilleta tantas veces y de tantas maneras como haga falta hasta que tu nombre y tu apellido queden emparentados". Me esfuerzo en hacerlo éticamente bien. "Míralo, ¿Qué tienes?". No respondo. "Tienes una Asociación". Cierto: Jorge de los Santos. "Pero, ¿y formalmente?". Dudo. "Un pliegue, naturalmente".
El pliegue. Un percepto, un concepto visual de primera magnitud, que se me ha enredado en los pies desde hace años (¿qué es un año, papá?) y me oprime el diafragma y no sé si es hipo o son estertores.
El psiquiatra le dijo a Van Gogh: "cuando alguien empieza a trabajar en círculos es que está cerca de la locura" , tacharlo de loco sólo porque se había cercenado la oreja.  ¿Y cuando empiezas a pintar en pliegues? Esa será la teoría plástico científica que me dará fama mundial, salvo que Recaredo, esos godos bárbaros mandan mucho, lo impida. "Hijo, ¿estás bien?".
No sé lo que es un pliegue.
Aparte de eso, todo está bien.









detalle

lunes, 14 de febrero de 2011

En onda: la ética

21 de Agosto de 2009. Óscar López y Aristóteles y Chamfort y un caballo negro en un establo y Diógenes de Sínope y Lao tzu y un chiste malo (el de "¿está mamando o está soplando?") y algunos más y Apolo, capataz de las musas, y un servidor que empalma entre dos, nos conjuramos en "Afectos en la noche" de RNE para intentar preguntar sobre qué es aquello de la ética.
Y a mí que no me gusta dejar por escrito lo que dije, que voy y lo vuelvo a decir para no escribirlo. Aunque no olvido hacer vanagloria del inmoral ético (aquel que cuestiona las costumbres y hace el bien), posiblemente el animal conceptual más hermoso de la creación.
Actuar, hijos míos, que sólo eso y no la contemplación os responderá a la gran pregunta de la ética, que no es "¿qué debo hacer?" sino "¿quién soy?" (gracias Friedrich, por el apunte de última hora y mis recuerdos a Zaratustra)



viernes, 11 de febrero de 2011

Pavesas: la divina proporción

"Dejeuner (et pissée) dans l'herbe"
Foto: Luba


















2006 al atardecer.
¿Cuál puede ser la más razonable relación que guarden dos segmentos entre sí?
Euclides el alejandrino (pongámonos a suponer que existió) dió forma a la razón de las formas. En el principio del logos fue la geometría, las formas sometidas a nuestra naturaleza racional, luego vino lo demás, las demás ficciones (la poesía, la historia, la música, la épica, la religión...) que nos consuelan con la condición de creer que la realidad es razonable, que el mundo se asemeja siempre a algún patrón dialectico que se genera por variables de causa efecto; que un árbol, la finitud, una guerra, o el tiempo encajan en un marco contrachapado en la materia de lo lógico. Lo que sea con tal de evitar el caos y su primo segundo el azar (rezar por evitar la empanada mental de Dios, su tasa de alcoholemia superior al 0'3... cualquiera, por mucho tricornio, le retira el carné) Si en lugar de razón estuviéramos provistos de verde, hasta el aliento sería verdoso.
Euclides dictamina; la voz de Dios mide 1'618 (esa es, fraile Pacioli dixit, la divina proporción con la que Dios dibuja sus creaciones) El cosmos, morada y pensamiento de Dios, preserva en sus proporciones esa voz (Kepler) El hombre, imagen y semejanza de Dios (Leonardo) las cumple y la arquitectura, imagen y semejanza del hombre, la sostiene (Vitruvio)
Pero resulta que una meada esta sometida a la mecánica de fluidos y a la segunda ley de la termodinámica y su consiguiente entropía; una meada es un proceso imprevisible, turbulento, caótico.
Si incómodos son los líquidos, peor es que en medio de una proporción perversa, de féminas más altas que arquitecturas, una hembra se mee en la plaza pública.
Eso, llama al orden (y le da, formalmente, el coñazo)

lunes, 7 de febrero de 2011

La obra: "El perfil del habla"


"El perfil del habla"
230 x 130 x 15 cmts
1999
Colección Particular


Primavera del 99. Tres premios a cuestas y quinientas citas a las que no acudí.
Junto a la incomodidad de lavarme las manos continuamente y a la molestia de no ingerir alimentos que me procuren placer, llega la meticulosa afición por ritualizar los comportamientos. Lo primero se lo debo a la necesidad mortal de convertirme en un hipocondríaco (y apostatar de la vida), lo segundo a la de no asumir el riesgo de encontrar el sabor de la fresa (y apostatar de la vida) y lo tercero a infundir un orden ficticio que la realidad no tiene (y apostatar de la vida) Por lo demás, todo va bien.
"No nací para la vida", le leo a Cernuda, que tiene su libro bajo el catálogo de pintores manieristas (al que le falta la hoja con el "noli me tangere" de Correggio) que está bajo "Le théâtre de la mort" de Kantor (en edición francesa y mordido en su punta por una rata ilustrada) y que sirve de apoyo al bote abierto de cola blanca que tiene una cagadita de murciélago en su interior y al que doy vuelta tras vuelta como un derviche tartamudo.  Un día supe, por cierto, que en la oscuridad, las mariposas acaban dando vueltas a un farol porque su sistema de navegación no ha asumido que existe la luz eléctrica. Ellas buscan orientarse por los únicos objetos luminosos de la noche, los astros, y se topan con astros mentirosos; bombillas, faros, farolas y candilejas de camerino. En la normalidad oscura, avanzarían en línea recta dejando, por ejemplo, a su izquierda la luna, pero cuando lo que está a su izquierda no es la luna si no el farolillo de algún portal donde se besan los amantes de amantes y de portales, giran y giran y giran (todo sea porque la luna les siga acompañando) Hasta que el cansancio vence a estos ángeles de seis patas que no acaban nunca de llegar a donde sea que viven los ángeles y se abrasan en la incandescencia de un hilillo de cobre. Mueren quemados por el sol nocturno de una falsa luna a 3'15 céntimos el kilowatio. Triste sino; cuando los animales con sombra se estrellan contra los faros de un coche sólo buscan seguir a las estrellas.
Yo circundo el bote de cola porque he confundido la tragedia con la vida. ¿Ventajas? Creerme un héroe, porque un héroe, lo aprendí de niño en la Iliada, es aquel que conociendo su sino trágico se levanta y lo afronta. ¿Desventajas?, las demás. Me lo dijo Pérez que vive en Mallorca. Conseguiré la quietud hierática de los lúcidos tallados en el románico y el dejar de mirar los astros no hará más que aumentar mi deseo, el cual, al no moverme, dará de comer pasto verde a la tragedia.
Un día, de niño, me preguntaron qué quería ser de mayor, y yo les dije que toro. "¿Torero?",  me preguntaron, "no, toro", respondí yo y luego quise ser Héctor y que la vida fuera Aquiles, mientras sueño cada noche con objetos siderales que a la luz de Andrómaca ("aquella cuyo varón está combatiendo") me laman las curvas, pienso, mientras muevo, con la punta de la bota, como cada noche, el tercer pincel para que quede a la misma altura que los otros. 
No me toques.





domingo, 6 de febrero de 2011

En onda: la gratitud

27.11.09 del calendario gregoriano. Los afectivos y afectados, que de todo hay, miembros, con miembro, y miembras, sin miembro pero con decoro, participan en "Afectos en la noche" junto a Silvia Tarragona, Marta Conde y un servidor (póngame a los pies de su señora, en espera de más altas metas) para platicar sobre lo que es aquello de la gratitud.
Sobrevuela bajo Nietzsche, se matiza, se bromea y sin entrar en honduras, viene de frente Hegel y su dialéctica del amo y del esclavo, llegan las penitencias con el Maestro Eckhart y se asoma el poder pastoral, aquel que en ocasiones se te pone piadosamente detrás, para darte por el "recto" camino (ésta vez sí con oscuras honduras)
AQUÍ PUEDE OIRSE
Y a mi, madre, que me da la sensación de que me da demasiadas veces la sensación. "No, hijo, no, es sólo que te quité el pecho muy pronto".
Gracias, madre.

domingo, 30 de enero de 2011

La obra: "Razones y líneas..."

"Razones y líneas para la formalidad de un desequilibrio razonable"
180 x 180 cmts
1993
Colección particular

1993. Lo jodido no es el infierno, sino que uno aprende el camino hasta él. Se lo digo en voz baja y el espejo que me mira y se calla.

Aquel día tuve que pronunciar un discurso, frente a las autoridades municipales, familiares, amigos de algún presente que tuviera amigos y público en general. El responsable del Centro de Arte Tecla Sala, anuncia lo "imprescindible" de esta exposición, "¿es realmente necesario que hable?", luego el comisario profundiza y alaba, "sí, aunque sólo sea para dar las gracias" y el curator que se alarga y yo que no veo por donde largarme y la concejala de cultura que maldisimula un bostezo y el de la mesa de los refrescos, vestido de barman en blanco y negro, que se hurga la oreja y yo que pienso en los cienpiés y en el por qué tienen cien pudiendo reptar, como las víboras y los besos, y el delegado de la Generalitat que aplaude la ocurrencia y el comisario que sigue y yo que creo, o pienso creer que creo, que no hay razón alguna para mi discurso y que podría darlo en latín provenzal, así seguro me aplaudirían los romances y que me pregunto que si después del parlamento habrá baile con su pickup de aguja y su coro de eunucos.

Dos días más tarde, el mayor galerista del país me contacta y que ha visto la exposición, casualidades de la vida, y que tiene grandes proyectos para mi obra y que nos citamos para dos días más tarde, mañana no puede, casualidades de la vida, y Goethe que le hace murmurar a Fausto, "detente, instante, eres tan hermoso", y el jodido instante, un instante después, se detuvo y el corazón del galerista que dejó de sangrar y Mefisófeles se río con una hebra de carne entre los dientes. Y al galerista lo enterramos, dos días después, de maitines, en una iglesia de pueblo con cipreses, esquinas y beatas.
Y el tañido de campana que suena a martinete y que nunca vuelve a la campana.

miércoles, 26 de enero de 2011

Pavesas: "La canción fría"

2011.
Ella escribe recostada en la cama.
Entro para saludarle la mañana. No levanta la vista. Desgrano del inglés la letra de lo que está escuchando y pienso que a lo mejor siente frío y sé que sin duda siento frío. Quizá abrazarla, quizá volver a cerrar la puerta y dejar que sea Purcell quien le siga saludando la mañana o que lo haga el frío. Veo sus manos, noto el hielo y oigo la letra.

Qué poder tiene el arte que desde abajo
me hace ascender a regañadientes y lento
desde las camas hasta la nieve eterna

(...)

Puedo apenas moverme
o dibujar mi aliento
Puedo apenas moverme
o dibujar mi aliento


Permítame, permítame
Permítame, permítame
Congelar de nuevo...
Permítame, permítame
Congelar de nuevo hasta la muerte.











"The cold song" from "King Arthur" by Henry Purcell performed by Klaus Nomi


Y ella que escribe recostada en la cama y yo que cierro la puerta y el contratenor que canta y yo que cierro la puerta.

viernes, 21 de enero de 2011

En plató: el arte contemporáneo

14 del cuatro del 2010. "Para todos la2" convoca una mesa para analizar la condición del arte contemporáneo. Coincido con Arnau Puig, maestro, sabio y Arnau Puig, y con Rafael Tous, esteta del conceptual, coleccionista.

"Federico", le dijo girando el cuello frente a la obra de un moderno, "¿tú sabes que carajo es esto?"
Federico observó el cuadro, mantuvo un momento el silencio y le respondió: "Abanicos de colores parecen sus patas"

Eso fue lo que sucedió.












AQUÍ PUEDE VERSE LA PRIMERA PARTE










Y AQUÍ LA SEGUNDA










Y NO HAY DOS SIN TRES

Qué bonitos estamos así los tres, parecemos cuadros en la pinacoteca del lubre.

lunes, 17 de enero de 2011

La obra: "Et c'est 5 une brume sur son regard"


 "Et c'est 5 une brume sur son regard"
190 x 130 cmts
1991
Colección del artista

Mayo del 91.
"Una estética muy nihilista", me anuncia la señora que come croquetas en la inauguración. Visto chaqueta azul y tejanos y llevo el pelo mojado hacia atrás. "¿Jorge?", oui, c'est moi. Y ella que se presenta y me extiende las mejillas y yo, que castamente, la beso y que me habla de las coincidencias de la vida (en cuanto mencione al destino, huyo) y que me ronda como los buitres a un fémur, y yo que veo que tiene rectas curvas y bonita cara y dedos largos y que se me acaba la conversación (padecimiento de nihilista) Y el de la galería que nos interrumpe, "Jorge, disculpa un momento", para anunciar la llegada de un célebre crítico que va a hacer de mí un hombre nuevo, bendecido por las musas y por el capital, un tipo de éxito, diferenciado, besado desde los pies hasta la melancolía por legiones de vírgenes pícaras. Y ella, la que nos conocimos en las coincidencias, que se aparta discretamente y deja paso al coro de trompetas y yo que pienso, sólo un momento, que si el éxito no será, de veras, Nadja y no el calvo que escribe crónicas, "la renovación del informalismo" y promete encumbrarme a la gloria de las croquetas.



martes, 4 de enero de 2011

En onda: el sufrimiento

Siete de Agosto de 2009. Hace calor.
"Afectos en la noche". Las doce.


¿Por qué  sufrimos tanto?


Porque tenemos un cuerpo, materia perecedera y contingente que nos habla a través del dolor. El gran especialista de esto es Artaud, pero ya está muerto. "Allí donde huele la mierda, huele el ser", esa es la ontología del ser, antes de que los racionalistas lo convirtieran el sujeto, y allí, en el aullido del dolor, aparece el escenario metafísco del ser, el "teatro de la crueldad".
¿Y no podríamos callar a este cuerpo voceras cuando sus lamentos ya no van a servir al ser yo para nada? Si, naturalmente. Nuestra técnica analgésica, sedante y anestésica lo permite, pero los recursos siguen en manos de moralistas que quieren oír, para interpretarlo, en bien de la salud pública, los berridos de ese cuerpo que muere.
Porque tenemos una identidad, un ego, un yo interprete que actúa como plataforma que da significación emocional a las circunstancias. No existe el sufrimiento, la alegría o la tristeza o el miedo sin un yo que interprete ese algo como tal. Se contaba de un sabio taoista que encontró un magnífico caballo negro en su establo. Al ver que nadie lo reclamaba, los vecinos se acercaron a él y le dijerón "¡qué alegría!, tienes un nuevo caballo caído como del cielo", a lo que el sabio respondió: "sólo sé que un caballo negro llegó a mi establo". Al poco su hijo lo montó y al hacerlo se cayó y se rompió una pierna. Volvieron a congregarse sus vecinos y le dijeron: "¡Qué pena!, tu hijo se ha partido una pierna", a lo que el taoista volvió a replicar: "Yo solo sé que un caballo llegó a mi establo, mi hijo lo montó, se cayó y se partió una pierna". Fue entonces cuando movilizaron a todos los jóvenes de China para alistarse en el ejército para combatir contra Japón, pero el hijo del taoista se libró por la fractura. Los vecinos rodearon al sabio: "¡Qué alegría!, tu hijo se librará de la guerra por tener la pierna rota, es una bendición del cielo", a lo que el anciano contestó: "sólo sé que llegó un caballo a mis establos, mi hijo lo montó, se cayó, se rompió una pierna y ahora no ira a la guerra"...Sucede que normalmente el yo (que se afirma negando al otro) cree que todos están contra él y, consecuentemente, sufre más que besa.
Porque tenemos un pensamiento con capacidad de representar a ese yo. Es un mecanismo anticipativo que nos genera la conciencia y nos teatraliza en escenarios deseantes. En la representación soy capaz de verme vivo eternamente, de no envejecer, de ser rico, de que ella, sí, ella, me quiera... en la realidad eso no sucede. Y sufro. En la representación soy capaz de verme comido por las pirañas cuando me baño, que ella, si, ella, me abandona, que perderé el empleo (y el trabajo), que me asaltan...y luego en la realidad no sucede, pero ya he sufrido en la representación. Somos el único bicho que sufre dos veces independientemente de lo que realmente sucede.

Pero, ¿Por qué sufrimos tanto?

Porque estamos diseñados y animados, desde el descubrimiento griego del ser trágico y su implantación, para ser trágicos. El más vejado, humillado, crucificado y abandonado (Cristo ten piedad) es un modelo de virtud moral.
¡Jasper! te invoco. Pero Jasper, que también murió, dejó dicho que nos hace trágicos el confrontar el "dasein" (nuestra existencia) con la "existenz" (nuestra existencia posible) ¿Por qué no soy yo el que todo lo tiene y nada ansía? y por si fuera poco nos acompaña la conciencia del "límite" (el reconocimiento de nuestra incapacidad para afrontarlo todo)
Y, ¿qué me dices de Sartre o Kierkegard? Ah, la libertad y el libre albedrío, que nos enfrentan a la infinidad de opciones, de la que sólo puedes escoger, a tientas, una. ¿Cuál? ¿Por qué esa? ¿Qué hacer? ¿Qué decir? Trágico hasta la "nausea".

Así las cosas, suena la voz de Esquilo.
El corifeo, visto como Prometeo ha descrito la constitución de los hombres, pregunta:
"¿Qué solución hallaste a este mal?"
A lo que Prometeo responde:
"Les doté de ciegas esperanzas"

¿Trágico, no?




domingo, 2 de enero de 2011

La obra: "el cajón animado"




"El cajón animado"
160 x 160 x12 cmts
1999
Prop. Fundación Vilacasas


Noventa y nueve. Sangro, al despertar, por la nariz. Quizá el pensamiento, "los genitales del mundo" como lo llamaba Bernhard, tenga estas cosas. No me pasa nada, es sólo que mi pensamiento tiene la regla. Me introduzco dos pequeños tapones de papel en la nariz (un útero duplicado)
Quizá las jaquecas son porque algo ha germinado en mi pensamiento, quizá sólo sea eso, y todo vaya bien. A Zeus le pasó; le dolía mucho la cabeza, ¿sabes?, y cuando se la abrieron de un hachazo salió de su cerebro Atenea.
A lo mejor no es nada de esto, y es que por estar tanto tiempo solo he aprendido el alquímico arte del hermafrodismo. Soy una flor sin visitas. Me he preñado, en un acto de solipsismo cerrado, de mí mismo. Un poco contemplativo resulta. Egotista. A Narciso se lo comieron los camarones. Quizá es sólo eso, y los eremitas que hemos perdido el desierto, nos hartamos, malgré nous, de polvos ensimismados. Y eso que procuro hechar todo fuera, como los onanistas flacos, y entregar todas mis semillitas a las golosas abejas. Resulta embarazoso.
Quizá sólo sea eso; la soledad. Pero creo, mi querida esposa, que sobre la traquea y por debajo del cielo, tengo un cajón animado.


Detalle