domingo, 20 de enero de 2013

Pavesas: ¿Revolucionarios? ¿Dónde?

"... de modo que luchen por su servidumbre como si se tratase de su salvación"
En el Prefacio del "Tratado teológico-político" de Spinoza



La gran radicalidad del poder es la de hacernos creer que nuestra realización pasa por su perpetuación. Convencernos de esto es su poder y su supervivencia. Mientras nos sigamos realizando como humanos dentro de determinado marco de poder, éste nunca cambiará.
Así, cualquier revuelta, indignación o pataleo cuya aspiración sea el integrarse en los mecanismos de recompensa que el poder nos ofrece contiene en sí misma el antídoto contra sus manifestaciones revolucionarias. Nunca será una revolución.
Una revolución pasa por la realización fuera de los marcos de poder (de  nómada a sedentario, cuando el poder concreta lo humano en el nomadismo, de proletario a camarada, de miserable a clase media, cuando la clase media ni existe…pero si, por ejemplo, los revolucionarios franceses del XVIII hubieran aspirado a ser aristócratas, algo ya admitido en su estructura de poder, no hubiera habido nunca revolución…del mismo modo, una revolución desarticula el modelo social de familia, pero un reajuste permite que la homosexualidad sea acogida por ese modelo de familia) Una revolución descompone la estructura de poder y hace que su cuerpo sea incompatible con el propuesto (el veneno según Spinoza…una revolución es una enfermedad mortal para el poder) La revolución no pasa por eliminar al corrupto del sistema social sino por erradicar nuestra ansia de corrupción para prosperar en el sistema social, esto es un ejemplo.

El esperma de las actuales revueltas es la precariedad (económica, social y moral) No es una epifanía, ni una idea, ni una aportación intelectual, es la precariedad. Cuando una propuesta se basa en la precariedad, a lo que se puede aspirar en la acción es al tumulto  y en su reflexión política al reajuste. Nada más que al reajuste, porque está reclamando que el poder, el existente, repare su precariedad. No queremos desintegrar los enlaces orgánicos del poder (seguimos convencidos de la verdad del poder), es más, intentamos proteger al poder del veneno, ese sí más revolucionario, que propone (quizá contra historia, quizá no) el neocapital. Estamos siendo contrarrevolucionarios  que creen que el poder debe reajustarse para luchar contra ese nuevo virus que no contempla lo humano en base a no perder los reajustes que hemos ido introduciendo precisamente para preservar el poder que nos viene amparando. Queremos seguir siendo humanos con las gratificaciones (formación de servidumbre, capacidad productiva servil y derecho a la deuda) con la que nos venía recompensando el poder.

Y no pasa nada por decirlo y no va a ser fácil conseguirlo (especialmente cuando el contrapoder capital sabe que puede calmar nuestras aspiraciones conservadoras, precarias, tristes, con un bocadillo de calamares, impidiéndonos pagar la ronda, en un pausa, con nuestra tarjeta de crédito, o con nuestro subsidio de desempleo)

jueves, 10 de enero de 2013

En plató: con Daniel Inneratity

27 de Mayo de 2011 (7 Prairial del CCXIX para los que no le dan al Bourbon) y hablamos, siguiendo el título de Daniel, de la filosofía como una de las bellas artes.

Y hablamos y hablamos Y seguimos hablando